domingo, 22 de diciembre de 2019

Salud que no falte


Después del sorteo de la lotería, que da comienzo a las fiestas navideñas, a muchas personas nos quedan los deseos de mantener al menos la salud como mejor consuelo, si bien detrás de este buen deseo, existe una trastienda que bien poco tiene que ver con la lotería, sus premios y las primeras planas de medios de comunicación y televisiones con felicidad a raudales y cientos de botellas de cava descorchadas a la salud de los números de la suerte.


España se encuentra en el segundo puesto de los países de la OCDE en esperanza de vida. Vivimos casi tres años más que la media de estos países, sin embargo, el crecimiento de las desigualdades sociales es un factor determinante en esta esperanza de vida, llegando a haber una diferencia de hasta 10 años de esperanza de vida, teniendo en cuenta aspectos como ingresos per cápita o  el nivel educativo.

¿Por qué a igual acceso a la sanidad encontramos estas diferencias? Los pronósticos auguran en próximos años un aumento significativo de enfermedades y patologías entre las que se incluyen diabetes, presión arterial alta, cáncer de pulmón y el empeoramiento y complicación de los parámetros sanitarios por obesidad. Es decir, en buena medida la tendencia se confirma. Los factores como el estilo y condiciones de vida marcan la diferencia entre vivir más años con buena salud o vivir menos años, con un empeoramiento de la misma.

Vivir en una comunidad accesible para que las personas mayores que vivan en un 3º piso puedan subir y bajar de su piso en ascensor, con una casa bien acondicionada, con calefacción, cerca de un parque y de unos servicios públicos con actividades para mayores, posibilitan vidas más longevas y saludables. Por otro lado, si tienes una familia, con varios hijos e ingresos mínimos, con un trabajo precario durante muchas horas, pedir que dediques tu escaso tiempo libre a hacer ejercicio y comer equilibradamente es, como poco, osado. Por no hablar de que según los expertos, entre los efectos de la crisis, destacan los problemas de depresión y ansiedad con mayor incidencia en familias con ingresos más bajos.

Todo esto, no hace más que indicar que la incidencia que tienen las desigualdades sociales en la salud de las personas es uno de los marcadores  más determinantes y nos refleja que ante el mismo acceso a la sanidad pública, la menor esperanza de vida depende del entorno socioeconómico del contexto en el que vivas, llegando a reducirla en hasta 10 años.

Si conocemos que la salud está relacionada con los factores sociales, por lo tanto, directamente relacionada con políticas sociales, sus consecuencias pueden ser evitables si somos capaces de revertir esas desigualdades sociales, o al menos estrecharlas. Trabajar en la mejora de la salud es mejorar la equidad, las condiciones de vida, la educación, la vivienda, el trabajo, la calidad del aire y el bienestar emocional es una de las inversiones más rentables.

La salud, no es una lotería, sabemos como mejorarla, mis deseos para este año que ahora comienza es que esa frase que tanto repetimos después del sorteo de “al menos nos queda salud” cobre especial significado en lo que se refiere al estrechamiento de la brecha social.

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