Después del sorteo de la lotería, que da comienzo a las
fiestas navideñas, a muchas personas nos quedan los deseos de mantener al menos
la salud como mejor consuelo, si bien detrás de este buen deseo, existe una
trastienda que bien poco tiene que ver con la lotería, sus premios y las
primeras planas de medios de comunicación y televisiones con felicidad a
raudales y cientos de botellas de cava descorchadas a la salud de los números
de la suerte.
España se encuentra en el segundo puesto de los países de la
OCDE en esperanza de vida. Vivimos casi tres años más que la media de estos
países, sin embargo, el crecimiento de las desigualdades sociales es un factor
determinante en esta esperanza de vida, llegando a haber una diferencia de
hasta 10 años de esperanza de vida, teniendo en cuenta aspectos como ingresos
per cápita o el nivel educativo.
¿Por qué a igual acceso a la sanidad encontramos estas
diferencias? Los pronósticos auguran en próximos años un aumento significativo
de enfermedades y patologías entre las que se incluyen diabetes, presión
arterial alta, cáncer de pulmón y el empeoramiento y complicación de los
parámetros sanitarios por obesidad. Es decir, en buena medida la tendencia se
confirma. Los factores como el estilo y condiciones de vida marcan la
diferencia entre vivir más años con buena salud o vivir menos años, con un empeoramiento
de la misma.
Vivir en una comunidad accesible para que las personas
mayores que vivan en un 3º piso puedan subir y bajar de su piso en ascensor,
con una casa bien acondicionada, con calefacción, cerca de un parque y de unos
servicios públicos con actividades para mayores, posibilitan vidas más longevas
y saludables. Por otro lado, si tienes una familia, con varios hijos e ingresos
mínimos, con un trabajo precario durante muchas horas, pedir que dediques tu
escaso tiempo libre a hacer ejercicio y comer equilibradamente es, como poco,
osado. Por no hablar de que según los expertos, entre los efectos de la crisis,
destacan los problemas de depresión y ansiedad con mayor incidencia en familias
con ingresos más bajos.
Todo esto, no hace más que indicar que la incidencia que
tienen las desigualdades sociales en la salud de las personas es uno de los
marcadores más determinantes y nos
refleja que ante el mismo acceso a la sanidad pública, la menor esperanza de vida
depende del entorno socioeconómico del contexto en el que vivas, llegando a
reducirla en hasta 10 años.
Si conocemos que la salud está relacionada con los factores
sociales, por lo tanto, directamente relacionada con políticas sociales, sus
consecuencias pueden ser evitables si somos capaces de revertir esas
desigualdades sociales, o al menos estrecharlas. Trabajar en la mejora de la
salud es mejorar la equidad, las condiciones de vida, la educación, la
vivienda, el trabajo, la calidad del aire y el bienestar emocional es una de
las inversiones más rentables.
La salud, no es una lotería, sabemos como mejorarla, mis
deseos para este año que ahora comienza es que esa frase que tanto repetimos
después del sorteo de “al menos nos queda salud” cobre especial significado en
lo que se refiere al estrechamiento de la brecha social.
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