Han leído ustedes bien, no es una errata, la leyera es la
máquina que creo que esconden en el Ministerio de Educación para hacer leyes, se sientan en un sillón, le dan a la palanquita y tachán, una ley. Señoras y señores, niños y niñas, el espectáculo continúa, con todos ustedes…prrrrr (redoble
de tambores)…¡ la LOMCE! ( Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa),
cuyo principal objetivo es: “
disminuir el abandono educativo, fomentar la empleabilidad, mejorar los niveles
en materias prioritarias, incrementar la autonomía de los centros docentes, intensificar
el uso de las TIC y aprendizaje de las lenguas extranjeras y mejoras en la
arquitectura del sistema educativo”
Aquellos que dijeron en su campaña por activa y pasiva que
había que buscar un pacto educativo, han lanzado este borrador para que hasta
finales de mes los habitantes de esta nuestra querida España mandemos
propuestas para cumplir este objetivo. Al menos yo entiendo por pacto otra
cosa, así que creo que esta también pasará a engrosar ese largo berenjenal de
siglas que manejamos los docentes gracias a que desde el año 1980 hemos
disfrutado de 12 leyes orgánicas de educación, vamos, que las “super tacañonas”
del 1,2,3 se habrían tenido que rascar el bolsillo si nos preguntan.
Voy a intentar desgranar algunos de los aspectos que
aparecen en el borrador. Para empezar tiene algo de novedoso y es que es la
primera Ley educativa que nace verdaderamente para mejorar la autoestima
nacional y subamos peldaños en el escalafón PISA. Por supuesto no es tan
evidente, pero subyace durante el análisis este tema, todo ello “olvidando” algunos
datos comparativos interesantes a tener en cuenta como son el PIB dedicado a
Educación, el gran baile de leyes y otras pocas relacionadas con el modelo
productivo de España que son bastante importantes para un análisis menos sesgado.
Lo que nadie puede negar es que la tasa de fracaso escolar
es preocupante, pero las flechas que apuntan a los docentes y al propio sistema
bajo mi punto de vista no están bien
orientadas.
La LOMCE tiene unos puntos fuertes que nos harán escalar en
evaluaciones externas y si me apuran hasta en Eurovisión, pero me preocupan
algunas cuestiones.
La reducción de materias que propone hace intuir que las
enseñanzas artísticas y la educación física pueden quedar reducidos a la mínima
expresión, en ningún apartado ponen que se acabó aquello de la educación
integral y tampoco que España es uno de los países con más horas lectivas al año
y más horas para lenguaje y matemáticas, supongo que les resultará difícil ir a
una dimensión más profunda y pasar de que quizá la cantidad no sea lo que
falla.
Una de cal y otra de arena, uno de mis puntos favoritos es
el de las fortalezas del sistema educativo actual. En él hablan del sistema de
becas y de ayudas al estudio. Está muy bien y es muy coherente que lo tengan
como fortaleza después de haber endurecido de manera flagrante el sistema de
acceso a ellas.
Voy a dejarlo aquí
hasta aquí, en posteriores entradas analizaré el cambio de estructura del
sistema o cambio de esqueleto, como entienden la autonomía pedagógica de los
centros (este me encanta, se ve que soy morbosa), de lo que llaman
dignificación de la figura docente, así como del papel que jugarán las familias
que por ahora aparecen más bien poco. ¿Para cuándo estará lista la
des-leyzadora? Aunque igual me equivoco y no existe tal artefacto, sólo existe
ese instinto primitivo de “dejar la meadica” para marcar el territorio.
Muy buen post Silvia, espero los siguiente análisis de esta ley.
ResponderEliminarUno de los problemas que veo es que basamos todo en mejorar niveles como el PISA. Deberíamos preguntarnos si hay que mejorar en estos niveles, que evalúan por igual personas de diferentes culturas como son la española y la noruega