miércoles, 12 de diciembre de 2012

¿Optimismo feroz?


Motivada por el mantra pesimista que rodea últimamente las conversaciones alrededor, los medios de comunicación y en ocasiones mi propia cabeza que va por su lado cuando le apetece,  he decidió a escribir estas líneas para los tres o cuatro lectores que tengo. Me parece que no se trata de una invasión navideña en mis neuronas, pero juzgar vosotras mismas y si lo notáis avisadme.

Pongo la tele, leo en algunos medios de comunicación, escucho por la calle o en los movimientos sociales, opiniones bien fundamentadas, robustas argumentaciones sobre diversos temas. Ahora todos hacemos política. Sí, parece una afirmación obvia  propia de un libro de autoayuda pero mirando un poco atrás solo unos pocos años nada habitual. Gente joven y mayor, trabajadores y en paro, con estudios o estudiados nos hemos tenido que “poner las pilas”, despertar del letargo en el que estábamos sumidos o escuchar  de una vez las voces de los que estaban despiertos gritando en lo que se suponía desierto.

A muchos ahora nos da la misma sensación.” Siempre somos los mismos”,” esto no sirve para nada” son frases habituales consecuencias de un desasosiego generalizado y un  hastío profundo.  Gracias a los “cuatro gatos” que siguieron gritando estamos en el punto que estamos. Gracias a que esas personas no abandonaron porque “no sirve de nada”. Debemos ser conscientes de que todo esto es una carrera de fondo, con zancadillas y empujones a las que debemos sobreponernos para seguir corriendo. Los acontecimientos así nos lo piden.

Los que salimos a la calle a proponer (detrás de cada protesta hay infinidad de propuestas, sólo hay que escucharlas) se reúnen en asambleas, se encierran, hacen huelgas, argumentan  y vuelven a argumentar no han salido de Marte. Somos nosotros mismos, cuantos más mejor, pero seamos los que seamos, hacemos lo que debemos hacer. Tantos años de movimientos tenaces hacia el individualismo han hecho mella pero no tanta como para que no surjan luces entre tanta sombra. Luces que van iluminando cada vez más. Al igual que el desasosiego es contagioso el optimismo también lo es. ¿De qué queremos contagiarnos?¿De qué queremos contagiar?

Desde mi punto de vista debemos estar preparados para el cambio social que se está dando. También para enfrentar a sus detractores. Hay que estar a la altura del cambio de época que nos ha tocado vivir. ¡Seguiremos!

1 comentario: