Motivada por el mantra pesimista que rodea últimamente las
conversaciones alrededor, los medios de comunicación y en ocasiones mi propia
cabeza que va por su lado cuando le apetece, he decidió a escribir estas líneas para los
tres o cuatro lectores que tengo. Me parece que no se trata de una invasión
navideña en mis neuronas, pero juzgar vosotras mismas y si lo notáis avisadme.
Pongo la tele, leo en algunos medios de comunicación,
escucho por la calle o en los movimientos sociales, opiniones bien
fundamentadas, robustas argumentaciones sobre diversos temas. Ahora todos
hacemos política. Sí, parece una afirmación obvia propia de un libro de autoayuda pero mirando
un poco atrás solo unos pocos años nada habitual. Gente joven y mayor, trabajadores
y en paro, con estudios o estudiados nos hemos tenido que “poner las pilas”,
despertar del letargo en el que estábamos sumidos o escuchar de una vez las voces de los que estaban
despiertos gritando en lo que se suponía desierto.
A muchos ahora nos da
la misma sensación.” Siempre somos los mismos”,” esto no sirve para nada” son
frases habituales consecuencias de un desasosiego generalizado y un hastío profundo. Gracias a los “cuatro gatos” que siguieron gritando
estamos en el punto que estamos. Gracias a que esas personas no abandonaron
porque “no sirve de nada”. Debemos ser conscientes de que todo esto es una carrera
de fondo, con zancadillas y empujones a las que debemos sobreponernos para
seguir corriendo. Los acontecimientos así nos lo piden.
Los que salimos a la calle a proponer (detrás de cada
protesta hay infinidad de propuestas, sólo hay que escucharlas) se reúnen en
asambleas, se encierran, hacen huelgas, argumentan y vuelven a argumentar no han salido de
Marte. Somos nosotros mismos, cuantos más mejor, pero seamos los que seamos,
hacemos lo que debemos hacer. Tantos años de movimientos tenaces hacia el
individualismo han hecho mella pero no tanta como para que no surjan luces
entre tanta sombra. Luces que van iluminando cada vez más. Al igual que el
desasosiego es contagioso el optimismo también lo es. ¿De qué queremos
contagiarnos?¿De qué queremos contagiar?
Desde mi punto de vista debemos estar preparados para el
cambio social que se está dando. También para enfrentar a sus detractores. Hay
que estar a la altura del cambio de época que nos ha tocado vivir. ¡Seguiremos!
Buena reflexión. Y optimista, que buena falta nos hace.
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